Hundimiento del Diego Portales* (Texto de C.Brodsky)
Como ese barco negro
que navega con la quilla hundida de antemano
en la profundidad del fango
se ha hundido el Diego Portales;
a 35 de su nacimiento
el gigante vio fundidos los metales
perdidos los rumbos
idas las cartas erráticas de su ruta con el viento
apuntando al cielo el ala oriente
como proa de un Titanic demasiado urbano y golpeado
por los roces de la ola que se fue
se hundió en la noche de un domingo el edificio
casco y casco se han hundido
en la irremediable pérdida del tiempo
la irremediable arboladura del la turba
convertida en humo
la columna
se levanta
la estructura cae
la historia se borra
y el presente campea
la columna es la venganza
a sus 33 de ser el símbolo turbio
La Moneda está vengada
la columna se levanta
unas cuadras más arriba
el humo
hoy no lo apagan los bomberos
como quilla rota de la historia
el edificio sólo sabe caer
no son
los comedores populares
la utópica transparencia de los muros
sucumbió hace mucho al aluminio
no es la UNCTAD la que arde
(ya ardió en La Moneda
sin ser necesariamente tocada
por los aire-tierra de los Hawker Hunter)
es la sala de gloriosas conferencias
donde el micrófono
por ser de nadie terminó
en las manos de unos pocos
no arden en las espaciosas y modernas aulas
los obreros que levantan
en tiempo record
el monumento del voluntarismo
con más vino que empanadas
y más sangre que sudor
lo de las lágrimas
todavía hay que evaluarlo
como quilla de ese barco envejecido
los fierros sólo saben retorcerse
convertirse en esa ”V” burlona
de la rotura del tejado
parodiando la victoria leve
momentánea
que borró la nueva noche portaliana
el edificio
que se cae a pedazos
sólo naufraga
no sabe
del peso de la noche
del exiliado eterno
cuna de fusilamientos
no conoce el gran fusilamiento
perpetrado sobre rieles
el pobre no sabe de esos rieles
que ahogaron en el mar
a los pesos muertos que cargaban
a esos
que comían en la UNCTAD
bombardeado por abajo
no sabe
-¿cómo?-
de ese otro bombardeo
no sabe
ese barco hundido
que es espejo
y su columna de humo
humo de otra hoguera
no sabe
ese barco hundido
del destierro de ese mar que es la Alameda
mientras
La Moneda ríe
en este mar de imprecaciones
también naufraga el edificio
a 35 años
el fierro sólo supo fundirse
retorcerse como cuerpo
como si supiera
que 35 son
también 33:
fierro y materia quemados
en la calle
fierro y materia quemados
en plena Alameda
el cuerpo reventado de estos años
cayó con esas vigas
la noche portaliana
con su peso horrible
buscará como nacer de nuevo
de entre las ruinas de esa mole
siempre reeditada y nunca muerta
la noche portaliana volverá
mirando a las estrellas
la quilla de la UNCTAD
también se ríe:
se cayó el Diego Portales.
*texto en progreso.
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