diciembre 20, 2005

Tom Raworth por Sergio Coddou*


The Dublin-Zurich Express
so many things
i might almost go to them i
lean over the table
eating now
not thinking
crushing cigarette packet
send here? in this room
endless like
xavier

i wonder what’s happening outside
look at the window but then for
example, i’d have to fetch
a chair, climb on the table
no. stop here.
demand some kind of treatment this
crying is a bit worrying

understand my predicament
now i have got here there are two paths
no decisions, stop now.
i see my lines
not
growing poems but a notebook for prose


El Expreso Dublín Zurich
son tantas cosas que
incluso sería capaz de abordar, me inclino sobre
la mesa
engullendo sin
ningún pensamiento
contrayendo paquetes de cigarrillos. aquí se
interrumpe todo? en esta habitación
obstinadamente inmortal carente de
extremos como san francisco
xavier?

imagino que estará pasando afuera, miro hacia
la ventana, pero entonces, por ejemplo, tendría que
improvisar un soporte, trepar sobre la mesa.
orden! hasta aquí llegamos.
yo exijo algún tipo de tratamiento para
aquel llanto que empieza a preocuparme

solicito que sea comprendido este aprieto
terminal. hasta aquí hemos llegado y sólo
un par de senderos se abren, indecisos.
contemplo mis líneas y veo que no
incuban
a este poema, sino un cuaderno de prosa


*En la página de Sergio se pueden encontrar otras traducciones que ha realizado, tanto de Raworth como de otros poetas.

El peso de mi máquina (texto de Sergio Coddou)*


La resaca no deja ver nada.
En esta hora violeta
con vocación de negrura
un recuento: lagañas, mal aliento
el párpado izquierdo
y las manos
en fase telúrica
La vida en ralentí
hace de las palabras
algo impronunciable
ilegible
Con estos ojos
es imposible leer los labios
que se confunden
con los rostros, las narices
Los globos oculares
desorbitados
en el espejo roto
configuran una imagen cubista
El dolor de cabeza
hiere el alma de los hombres
de buena voluntad
pero la voluntad es lo primero
que se pierde
y la cabeza ya nadie
la puede encontrar

Al caminar por estas calles
con el corazón abandonado
la resaca se aparece como un deja vú
de la tragedia minimalista
que protagonizas todos los días
en el cruel escenario de la almohada
Las causas y consecuencias
se trenzan a golpes
en una coreografía macabra
por el privilegio de torturarte
mientras las voluptuosas
modelos de cuerpos aceitados
te piden limosna
Pero tú eres el único mendigo
aquí, el dueño
de toda el hambre del mundo
el maestro de la miseria.

Cartílagos, sorbos del rocío
un espíritu adormecido
que levita ante los ojos
libidinosos que te ha injertado
la desvergüenza epicúrea
con que te has paseado
y deambulado por éstos,
los únicos callejones infernales.
Un mamotreto te pena.
Los mastodónticos martillos
con que aplastaslos aúreos jardines
de mármol y fierro
sirven también para alzar
un nuevo monumento.
Les jardins son el eco
meloso de tu vitalidad
la analogía del desangramiento.
Violas eléctricas
que no se detienen
ni aunque la audiencia
tire sillas
escupa.
No hay fuerzas
No hay energía
para que la saliva
emprenda vuelo.
No hay saliva
No hay boca
Ergo: no hay palabras.
La verborrea prosaica
al exprimir lenguas traposas.

LaMonte Young tortura
a sus discípulos
y los obliga a mantener
la misma nota
el mismo tono
por horas, por días
por años fraccionados
en segundos
hasta que la náusea
ahogue los tímpanos.
Todos lo han abandonado.
Es el teatro de la música eterna
la misma que hace
trizas los oídos
periódicamente
con una furia exacta
y mecánica,
como las palabras
que escribo
sobre el cielo raso
para consolarme
ante la improbable
promesa del paraíso.
Este desasosiego
busca fundamentos
en los recónditos dolores
que lentamente van torciendo
la pureza de las ideas.
Tell me the plot
of this movie.
“Mi reino dodecafónico
por una hoja de ruta”
El ruido blanco
El ruido blanco
resuena en oídos moribundos
y desorbita
los ojos espías
Es sólo el lastre
que se roba
la carrera
Un motor
que no mueve
ni es capaz de mover
a ninguna máquina.
El sueño del humo
emana de los tubos de escape
en el cementerio
de automóviles.

*agradecemos al autor por su autorización para la publicación de este texto.

Tres textos de C.Brodsky*


Las puntas de las cosas
en la punta del iceberg que Chile expuso en Sevilla hace más
/de diez años se puede ver aún la bicicleta
en que recorrió Latinoamérica el grupo de estudiantes
/de la facultad de arquitectura
de la universidad católica de Valparaíso en los años sesenta

en la punta de la bufanda medio tiesa por los mocos y el alcohol
/se pueden ver todavía los codos gastados
de Teillier en invierno con un resfriado de puta madre
/aguijoneándole los pulmones en la Unión Chica y de rebote
se puede ver a Esenin y a Maiacovski en la punta de una Rusia
/que ya nunca nunca más fue ni será Rusia
porque fue y será para siempre la Unión Soviética
/para todos los bolcheviques en remojo que pueblan el mundo

en la punta de las multitudes silenciosas
/pero enojadas de nuestro país se puede ver todavía la comilona
que empezó hace más de cincuenta años Pablo de Rokha
/y donde comieron
todos sus hijos suicidados y él mismo que a punta de balazo
/se puso en orden
como muchos otros poetas que se desquiciaron
/cuando vieron el brillo de la palabra a contraluz

en la punta y a lo largo de la misma palabra se puede divisar todavía
/el perfil inconfundible de Enrique Lihn
tomándose un vaso largo de vino en el Rolo’s Bar
/de Vicuña Mackenna con Irarrázaval
a sólo pasos cuadras siglos de su departamento en calle Passy

en la punta del columpio que nunca falta en cada plaza de este pueblo
se pueden ver todavía los niños que ahora o en veinte años más
/da lo mismo
aprenderán en sus libros escolares sobre las puntas del iceberg
/las bufandas
las multitudes enojadas las palabras
y la Unión Soviética que es ya parte del pasado de todos
/los bolcheviques en remojo
que poblamos el mundo

y así sucesivamente en todas las puntas de las cosas se podrá ver
/como siempre estarán los que tienen que estar
en las puntas de las cosas afirmando
lo que está justo debajo de las puntas de las cosas de este mundo.


A la manera de rimbaud
en el amplio espacio entre mis dedos de acrílico
se desarrolla la historia del mundo:

me puedo perder
partir para siempre entre mis propios nudillos

y en ese hilito de sangre
que nace en mi anular izquierdo
navegar hasta el África y olvidar a los hombres

a la manera de Rimbaud.


A los pies de estos maderos carcomidos
Nunca he descendido de los barcos que trajeron navegantes
/de otras tierras
éste ha sido el único bajel que he tripulado
y a los pies de estos maderos carcomidos
la vida se me ha ido de los ojos

Nunca he regresado de otra guerra que la guerra misma
mis Ítacas son pueblos chatos bajo el peso de la noche
la pobreza y el abismo
y el atravesar sus rieles por la madrugada ha sido
mi único retorno

Nunca he descendido de otros barcos que no sean
los que atracan en los puertos de Santiago
y a los mástiles mayores de estos barcos
he amarrado mis pellejos y clavado mis banderas

Nunca he respirado el aire presuroso de las naves en el mar
y el mar ha sido en mí desdicha y muchedumbre
/con las velas desplegadas

A las manos llevo unidos los timones de las lanchas
navegando en círculos concéntricos, perdidas

A los pies las velas de los bergantines
que mañana encallarán en estos bancos
de barro, humus maloliente
del que están hechas las costas de mis islas


*más textos del autor en Las puntas de las cosas.

Baudelaire por Figueroa



A une passante
La rue assourdissante autour de moi hurlait.
Longue, mince, en grand deuil, douleur majestueuse,
Une femme passa, d'une main fastueuseSoulevant,
/balançant le feston et l'ourlet;

Agile et noble, avec sa jambe de statue.
Moi, je buvais, crispé comme un extravagant,
Dans son oeil, ciel livide où germe l'ouragan,
La douceur qui fascine et le plaisir qui tue.

Un éclair... puis la nuit! - Fugitive beauté
Dont le regard m'a fait soudainement renaître,
Ne te verrai-je plus que dans l'éternité?

Ailleurs, bien loin d'ici ! trop tard ! jamais peut-être!
Car j'ignore où tu fuis, tu ne sais où je vais,
Ô toi que j'eusse aimée, ô toi qui le savais!


A una que pasa
La calle ensordecedora en torno a mí aullaba.
Larga, delgada, de gran duelo, majestuoso dolor,
Una mujer pasó, de una mano fastuosa,
Colgando, balanceante el bordado y el encaje;

Ágil y noble, con su pierna de estatua.
Yo bebía exaltado como un loco,
En su ojo, cielo lívido donde nace el huracán,
La suavidad que fascina y el placer que mata.

Un relámpago… ¡después la noche! — Fugitiva belleza
Cuya sola mirada de súbito me ha hecho renacer,
¿No te veré más que en la eternidad?

En otra parte, ¡bien lejos de aquí! ¡Demasiado tarde!
/¡Puede que nunca!
Pues ignoro dónde huyes, ni sabes donde voy,
Oh tú que hubiese amado, oh tú que lo sabías.